mercoledì 26 febbraio 2020

Dos preguntas para Mamostá (de la serie el Maldito migrante)



Zaid era un usuario del British Refugee Council, donde yo trabajaba, y la primera vez que lo vi me tocó tomar su nombre, apellido, nacionalidad, para registrarlo en nuestro sistema. Apenas le pregunté si era musulmán, siguiendo el formato de la planilla que yo estaba obligado a llenar, él me respondió que yo era un racista.

Inmediatamente pensé que estaba frente a un usuario de esos bien testarudos, pero también hubo algo en su agresividad que me gustó, aunque iba dirigida contra mí. Contra mí, sí, pero por accidente. Y entonces le mostré la planilla que yo estaba llenando, donde había unas casillas donde estaban indicadas las religiones más frecuentes de los usuarios del servicio para refugiados.

-Mira, le dije, no es que a mí me interesen las religiones, es que aquí lo tengo que responder, y la primera cajita es para poner un X si eres musulmán. -

Y le mostré bien la planilla para que viera que no eran cosas mías, que era un procedimiento. Y tengo que aclarar que yo no entendía qué tipo de razonamientos él hacía, pues él era iraquí, o sea de otra cultura, se llamaba Zaid, o sea, viene de un mundo islámico aunque fuera más ateo que Voltaire; y, por cierto, todos los iraquíes que yo conozco, que eran muchos, son musulmanes. En otras palabras, no tenía ni la más remota idea sobre lo qué tenía en la cabeza para pensar así, pero yo estaba seguro que seguramente era interesante, muy interesante, pero rotundamente equivocado. Y por grande que fuera la falacia sobre las cuales razonaba, este instante, justo éste, no era el momento de discutir sus razonamientos. Así que me limité a mostrarle la evidencia de que yo no cuadraba en los prejuicios que él traía. Y me incliné bien para que viera la hoja. Él se inclinó, miró cuidadosamente y asintió con la cabeza como quien dice, yo sabía que estaba en lo cierto, y me dijo:

-Hay varias opciones, una es que yo sea musulmán. Otra es que yo sea ateo o agnóstico. ¿Por qué asumiste que podría ser musulmán? -

Este se las quiere dar de listo, pensé. Y además, seguí pensando, seguro que asume que pienso que todos son necesariamente musulmanes en Iraq, y por supuesto que no pensaba eso. Podría que mis colegas no lo supieran, al menos no los ingleses pues no leían nada de nada, ni siquiera los pocos universitarios, y los fines de semana se dedicaban a la familia, o a emborracharse si eran solteros. Pero yo algo había aprendido del pueblo kurdo en Venezuela, y algo sabía de Iraq. Y lo sabía sin conocer un solo kurdo, ni un solo iraquí. Un poco por un folleto publicado el Centro Gumilla, a quien estaré endeudado por mi formación más que a mi alma mater, y otro poco por informes que tiempo atrás había hecho alguien de la dirección del MIR. Así que sabía que había judíos, aunque Sadam Hussein trató de eliminarlos, y por supuesto, podía adivinar que había muchos ateos ya que el mismo movimiento baatista era secular y con apoyo entre los no religiosos. Y este listillo de Zaid piensa que soy tan ignorante como los demás, pero igual yo no iba a caer en eso de decirle “ya sabía que no todos son musulmanes". Y una idea aún más interesante se me cruzó por la cabeza. “Este puede que sea un disidente religioso, alguien que no concuerda con la cultura general de su país y está afirmando su identidad y yo, por tonto, por seguir estos protocolos de esta burocracia británica, no tuve la delicadeza de preguntarle bien las cosas”. Quien me manda a no seguir mis propios instintos e intuiciones, que son mejores...” Pero yo sabía que yo no estaba allí para mostrar mi solidaridad con su situación política, así que me defendí utilizando el puro argumento estadístico. Le dije:

-Oye, la mayoría de los iraquíes son musulmanes. Todos los que han venido aquí son musulmanes. Y lo más importante es que yo no tengo nada contra los musulmanes. -

Y el asentía con la cabeza con una expresión de “me estás dando la razón” y yo seguía un tanto incómodo.

- Así que no tiene nada de prejuicioso que lo haya pensado, pues es lo estadísticamente probable y no tiene nada negativo para mí, solo estoy llenando la planilla.

-Y tú eres musulmán? - Me preguntó.

-Pues yo no, y eso ¿qué tiene que ver?

-Tiene que ver. ¿Eres creyente? - y me fastidié con su pregunta porque tenía una cantidad reducida de tiempo para entrevistar a la gente y si tenía que resolver algún problema, me iba a encontrar con mis jefes que solo juzgaban mi trabajo por la duración de las sesiones de trabajo. Y le dije

-Pues no soy creyente. -e inmediatamente agregó:

-Y si eres no-creyente entonces asumes que las religiones son todas unas entelequias, son supersticiones elaboradas. ¿Es así?

Y tuve que responder con cuidado, porque ya veía que estaba frente a alguien difícil, astuto, capaz de razonar, pero testarudo, errado y con ganas de perder el tiempo. La verdad es que no quería discutir.

-Tengo mis creencias sobre la religión, por supuesto. Pero no juzgo a las personas por su religión y he conocido gente muy inteligente que son creyentes, y tontos que son ateos. Pero por favor, pasemos a otro tema, que si necesitas ayuda voy a contar con poco tiempo...-pero me interrumpió:

-Me parece que piensas que hay personas creyentes que son inteligentes a pesar de ser creyentes y tontos que a pesar de ser tontos son ateos.

A este punto ya yo estaba bien fastidiado, y me recliné para oír su discursito, que no es que estuviera mal, sino que no era el momento, el no ganaba nada con eso, y, además, de ninguna manera tenía razón.

-En fin, -siguió Zaid- los inteligentes están influidos por la ciencia y le dan menos importancia a la religión. Y tú asumiste que yo soy del medio oriente y por lo tanto tonto y creyente.

-Oye, te prometo que no asumí que eras tonto. Solo que eras musulmán y fue un error. Fue un error y ya tomé nota de ello, así que sigamos. Que tendría que hacer, ¿cómo debí preguntarte?

-Debiste preguntar. ¿Tienes una religión?

Ok, me disculpo –que ladilla con esté listillo, pensé. Y me preparé para responder el resto del cuestionario lo más pronto posible. El tiempo arrecia y los gerentes se quejaban que yo era más lento. Por supuesto, los ingleses le hubiesen respondido a la primera "es su religión, no la mía, así que responda". Y yo aquí con todas estas disquisiciones. Y este listo me vió cara de pendejo. Así que le dije:

-Bueno, déjame empezar por el principio. ¿Tienes una religión?

Y sin esperar su respuesta marqué con una X que no era creyente. Estaba feliz de haber terminado con este incidente. Y entonces él me respondió:

-Sí, soy musulmán.

Así era Zaid. Le gustaba argumentar y era sólido, y ninguna presunción era correcta. Me había derrotado intelectualmente dos veces, pero en un duelo injusto porque yo no hice esas planillas. Le pedí que considerara aprovechar su tiempo, que no era ilimitado y yo tenía la intención de ayudarlo, cualquiera que fuera el problema que lo aquejaba. Y el me miraba con cara de “a ver con qué me sales ahora.

La siguiente pregunta era los idiomas que hablaba. Aquí no había posibilidad de equivocarse. No había nada en juego. Él era iraquí, argumentaba de manera sólida, aunque fuera inoportuno y le pregunté sobre el idioma así:

-Idiomas que hablas, árabe e inglés?

-Yo no hablo árabe.

No me jodas, pensé. Este es iraquí y me va a decir que no habla árabe. En Iraq hablan árabe y éste hasta habla inglés. ¿Cómo es posible? Me sentí entrampado, pues puede que en algunas aldeas del norte de Irak, en el Kurdistán, no hablen árabe. Pero este habla como alguien escolarizado y su inglés no está mal para nada. Así que estaba intrigado, pero seguí su lección anterior, casi que a modo de juego.

- ¿Qué idiomas hablas? Disculpa. - Le pregunté

Kurdo e inglés.

-Ok, disculpa, pero había pensado que hablabas árabe.

Quería disculparme para no caer en otro incidente diplomático con Zaid, que ya está visto lo difícil que era este personaje. Por otra parte, pensaba que estas cosas me pasan a mí por ser como soy. A otro no le salen con esto, porque desde el principio le hubiesen salido con un corte a sus prejuicios, y el Zaid se hubiese rendido frente al poder institucional. En fin, el colega inglés le hubiese dicho que a la derecha estaba la planilla de quejas y ya. O hubiese renunciado a atenderlo y ya. Y yo aquí tratando de dialogar con sus prejuicios. No es casualidad que mis sesiones fueran más largas. Pero seguí con mi estilo tan perjudicial para mí. Y seguí:

- Disculpa de verdad. Yo pensé que las escuelas in Iraq eran en árabe.-

-Sí, en las escuelas iraquíes se habla árabe.

-Ah, ¿y no estudiaste en Iraq?, pregunté, pensando que se aclaraba el misterio.

-Sí, estudié en Iraq. Escuela y universidad. -

Su respuesta me intrigó pues me dijo más de lo que le pregunté y hasta ahora siempre se había mostrado muy parco a la hora de hablar. Obviamente quería hablar, aunque yo no quisiera discutir. Pero no pude resistir preguntarle:

-Y la escolaridad no es en árabe?

-Sí, las escuelas y la Universidad son en árabe. - me dijo sin agregar más, como si todo tuviera lógica.

-Y las tuyas no fueron en árabe? -No me quedó más remedio que preguntar.

-Si, fueron en árabe. Estudié en árabe.

-Y por qué dices que no hablas árabe?

-Porque no hablo árabe porque no quiero.


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